Que quede claro desde el principio. Esto es diferente. Nada que ver con clichés o estereotipos. De hecho no le van nada estas cosas de la industria de la música. Las pautas y los tópicos se esfuman cuando llega Ángel Stanich, un artista aparte. Se le espera el 13 de enero, fecha de publicación del sencillo Metralleta Joe, adelanto del álbum Camino ácido, que se publicará un mes más tarde. Con su aire indiferente y su austeridad desértica, Ángel Stanich desborda ingenio surrealista e increíbles historias. Composiciones como Metralleta Joe, un tema que resume en menos de cinco minutos el peculiar universo musical de uno de los grandes enigmas del rock español.

La manía de ciertos medios por buscar analogías ha llevado a alguno a emparentarlo con Albert Pla o Quique González lanzados al territorio de un Dylan ácido. Son referentes inválidos a todas luces para explicar a Ángel Stanich, uno de esos músicos singulares que surgen cada ciertos años. Dueño de una voz incompatible con la indiferencia, Ángel Stanich ha irrumpido en 2013 para llenar conciertos, improvisar karaokes multitudinarios de Metralleta Joe y triunfar en el Sonorama. Desde noviembre está embarcado en una gira con cerca de 50 citas por toda España.

Este personaje de cabello enmarañado y barba desorganizada se ha granjeado fama de freak huidizo. De su currículum apenas se sabe que nació hace 25 años en Santander, que estudió en Valladolid y que se estableció en Madrid. Además de que Javier Vielba (Corizonas, Arizona Baby), al que conoció en un Open Mic Pucela, hizo buenas migas con él y ha llegado a convertirse en el productor del álbum.

Escurridizo, misterioso y políticamente inadaptado, Ángel Stanich es sobre todo, ingenioso y mordaz. Sin exponerse en medios de comunicación, a golpe de puro concierto, se ha convertido en apenas cuatro meses en un músico del que todo el mundo habla.

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