LA REVOLUCIÓN DE LOS POBRES HA LLEGADO.
PXXR GVNG PUBLICAN SU DEBUT
“LOS POBRES”

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EL JUEVES 3 DE SEPTIEMBRE
PXXR GVNG ESTARÁN EN LA FNAC CALLAO A LAS 19:00

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“A ver, a ver… yo no sé decirte cuándo ha empezado esto, hermano”. La voz de Yung Beef es lo primero que vas a escuchar al darle al play a Los Pobres. Sobre un órgano fúnebre y entre calada y calada, el primer disco físico de Pxxr Gvng comienza con una certeza: su propia existencia significa que algo ha cambiado, que esto no es solo unas cuantas canciones envueltas en una caja de plástico. Que sostengas en tus manos un objeto en un mundo en el que todo se almacena en nubes digitales es, de momento, el último paso de un ascenso que va más allá de la música o la moda, de una tendencia pasajera o de la asimilación del trap llegado de Atlanta. “Nos hemos metido en vuestras casas, primo, en vuestros hermanos chicos, en vuestras familias”, continúa. ¿Exageración? ¿Chulería? Es posible, pero no se puede negar que ellos han conseguido llevar un pedazo de la realidad de la calle a gente que no la experimentamos a diario, que nadie ha sabido forzarnos a ver que ciertas cosas no son como antes. D.Gómez, Khaled, Steve Lean y el propio Yung Beef nos han estampado en la cara una manera de vivir, de crear y comunicarse que muchos pueden no entender, pero que es tan real como este disco que tienes antes tus ojos.

Él no puede explicar cuándo ha empezado esto. Es probable que nadie pueda hacerlo, pero hay algo de lo que no queda ninguna duda: ha pasado. En realidad, está pasando ahora mismo.

“Somos los niños pobres, los que mastican drama”

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? Una biografía tradicional hablaría de los orígenes de Yung Beef y Khaled en Granada, dentro del colectivo Kefta Boys, de Corredores de Bloque y el barrio de Orcasitas en el caso de D.Gómez, o de la prodigiosa habilidad del productor Steve Lean para sintetizar la influencia de los productores de trap en un sonido propio, pero remitirse a la tradición y a modelos establecidos con ellos es tan absurdo como no querer mirar lo que pasa en la calle cuando caminas por el barrio. Si alguien quiere rastrear el proceso, constatar cómo se ha ido labrando la trayectoria de cuatro chicos que empezaron a hacer música sin dinero, sin contactos en la industria discográfica y con unas nulas perspectivas de futuro en los cauces tradicionales de la sociedad, solo tiene que mirar hacia un lugar: Internet.

Allí, haciendo scroll hacia abajo, se pueden ver sus primeros vídeos, constatar su capacidad para difundir canciones y realizar videoclips con presupuestos irrisorios. También su habilidad para empezar a relacionarse con otros músicos y productores, aquí y al otro lado del Atlántico. Y, por supuesto, se aprecia cómo su sola existencia ha provocado odios viscerales, enfrentamientos y ríos de bilis, como cualquier otra cosa que es nueva y que rechaza lo que le precede. Después llegaría la atención, de los medios, de los festivales, de la gente que nunca había pulsado antes el botón de play en un vídeo de YouTube de algo parecido a lo que hacen ellos. Ahora les conoce, para bien o para mal, gente que les evitaría la mirada al encontrárselos en la calle. Puede que incluso hayan visto, o que posean, un tanga con su nombre.

“Esto va de putas, cocaína y drogas, no de tu poesía de mierda”

Para Pxxr Gvng la tradición rapera, con sus leyendas y sus ritos, no significa nada. Pero, aunque sean capaces de proyectar un “Fuck Wu-Tang Clan” gigante en sus conciertos, también tienen algo en común con la tradición: como en los mejores combos de rap, cada uno de ellos aporta una personalidad distinta a la mezcla. D.Gómez, tan chulo como los labios tatuados en su cara, presume de tener más cadenas que 2 Chainz y de sus conquistas femeninas. Es también el vínculo más claro con el flamenco, como deja bien claro esa oda al cantaor que es Cigala. Las rimas de Khaled son las que esconden más rabia, pero también la perspectiva de haber dejado atrás tiempos peores y la capacidad para expresar amor y reconocimiento hacia los suyos. Steve Lean, desde su posición de productor, es el arquitecto en la sombra, colocando hi-hats secos e hiperveloces y sub-bajos profundos como si hubiese nacido con esa habilidad. Y el motor es Yung Beef, el hombre que aglutina referencias, el poseedor de una visión que hace que las cosas vayan un poco más allá. Por encima de las personalidades individuales, sin embargo, transmiten una unión propia de hermanos, de gente para la que la lealtad es un concepto que no admite interpretaciones: se tiene o no se tiene.

“Tú no entiendes lo que hablo porque no has joseao”

Para el oyente novato, el primer encuentro con Pxxr Gvng puede ser confuso. ¿De qué están hablando? Si no has crecido en el barrio, la dificultad aumenta. Pero perderse lo que nos están contando es quitarle la mitad de diversión a Pxxr Gvng, quedarse a medio camino. Hay que dedicarle un poco de tiempo, investigar mínimamente, buscar palabras y significados en la red. Solo así se puede disfrutar de chispazos de genio callejero, frases explosivas que te vuelven la cabeza del revés. Puede que nunca hayas joseao ni tengas intención de hacerlo pero, una vez que te has aproximado a su manera de entender las cosas y expresarte, tu percepción se habrá alterado como si hubieses probado una droga que te permite percibir detalles que antes eran invisibles a la vista.

“Vale que no tengo nada, pero me van a dólar las muñecas y solo de contar dinero”

Money, cash, flush… Con permiso del sexo, el dinero es el tema que más se repite a lo largo de Los pobres. Y sí, hay ostentación, deseos de comprar Ferraris y Rolex, pero también una manera distinta de relacionarse con los billetes. Aquí los ceros no significan un ascenso social; Pxxr Gvng quieren vivir mejor, pero eso no significa salir de la calle. Darle una casa a sus madres, pero no salir huyendo del barrio. Gastarlo como si fuese la moneda del Monopoly en drogas, bebida y ropa, pero no traicionar su condición de gente de la calle. “Por mucho que gane nunca voy a ser feliz”, dice en un momento Yung Beef. “Vamos a morir ricos, que nos lo merecemos”, canta D.Gomez envuelto en autotune. El dinero está tan presente en sus vidas como en la tuya o la mía, pero ellos no tienen reparos en asumirlo y decirlo en alto. Saben que viene y va, que se gana para quemarlo.

“Nos vamos a reír en honor de todos los desmayaicos, de todos los pobres”

Volvamos al principio. “Hay dos tipos de persona en la vida: los que hablan, y los que hacen, primo”, continúa diciendo Yung Beef en una intro que es más bien un manifiesto. Ellos han hecho, están y seguirán haciendo. Lo que opine el resto del mundo, incluidos tú y yo, importa poco. Bienvenidos a la calle en 2015.

(TEXTO – Guillermo Arenas)

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