El 4 de noviembre, Andrés Suárez tiene su esperada cita con el Barclaycard Center de Madrid. Será el concierto final de la gira de Mi pequeña historia, su álbum de debut con Sony Music, con el que el cantautor gallego ha encontrado un sitio entre los grandes. Esta sucesión de llenazos a uno y otro lado del Atlántico que ha sido su tour es la mejor demostración de que este es el momento de Andrés Suárez.

 

Los reconocimientos se suceden. Por ejemplo, con la reciente noticia de su nominación en los Musically Digital Music Awards a la Mejor Campaña de Marketing Digital por #RinconesMiPequeñaHistoria, una acción que le llevó por los escenarios favoritos de sus seguidores para grabar en ellos clips acústicos de sus canciones. Competirá con The 1975, Bastille y Avicii.

 

La primera vez que Andrés tocó su guitarra en el metro perdió dinero. La recaudación no alcanzó para el precio del billete, pero este gallego que llegó a Madrid a probar fortuna hace doce años no es de los que se arrugan fácilmente. En la capital encontró lo que su tierra le negaba: lugares donde tocar de lunes a domingo. Terrazas de La Latina, bares con encanto, el mítico Libertad 8, un Palacio Vistalegre lleno a reventar y, el 4 de noviembre, nada menos que el imponente Barclaycard Center.

 

Culminará así una de las giras del año, que le ha llevado por decenas de ciudades no solo españolas, porque el éxito de Mi pequeña historia ha tenido episodios especialmente emotivos en países como México o Argentina.

 

Se declara el gallego un cantautor heterodoxo, roquero, heredero de Robe Iniesta y hermanado con Iván Ferreiro. Transgresor, se moldeó a través de las casettes que sonaban en el coche de su padre: de Juan Luis Guerra a Rosendo, de Jose Afonso a Franco Battiato, de Sabina a Milladoiro. Pero también, ya adulto, con las canciones de Antonio Vega, Damien Rice o Glen Hansard, dos de sus mitos internacionales.

 

Tenía Andrés Suárez 20 años y un disco a sus espaldas (De ida) cuando abrió su etapa madrileña con la firme intención de curtirse en los pasillos del Metro. Así fueron cayendo sus siguientes discos: Maneras de romper una ola (2008), Piedras y charcos (EP, 2010), Cuando vuelva la marea (2011) y, finalmente, Moraima (2013), nombre de mujer, la materia prima de su profesión. “La música es mujer”, le gusta decir.

 

Artista inquieto como pocos, siempre involucrando a sus seguidores a través de las redes sociales, siempre inventando nuevo vídeos acústicos de sus canciones, Andrés llega a Madrid para cerrar el círculo virtuoso de Mi pequeña historia, publicado en 2015.

 

Será el 4 de noviembre, una fecha desde hace meses marcada en rojo en su calendario.