Rubén Pozo, entre la melancolía del domingo y la ironía del lunes

Rubén Pozo vuelve con un nuevo disco en solitario que llegará esta primavera. Cinco años han pasado desde la publicación de su aclamado Habrá que Vivir en 2017 y dos desde la publicación de su último álbum junto a Lichis, Mesa para dos. Ahora, Rubén Pozo comienza un nuevo camino con la publicación de “Mañana es lunes”, primer single de este nuevo proyecto.

Una canción al más puro estilo Rubén Pozo, con una guitarra española que atrapa y una letra con grandes verdades. Como siempre, Pozo se encuentra cómodo entre la melancolía de los domingos y la ironía de los lunes, en su papel de contador de historias sencillas. “Mañana es lunes” nos hace desear vivir en un domingo eterno, mientras “la noche se acaba y ya huele a pasillo de metro”.

Le sirve al madrileño este primer sencillo para mostrarnos las líneas maestras de su nuevo disco, con un sonido más natural y acústico. De momento, todavía no conocemos el título del que será su tercer álbum en solitario. A los mandos de la producción está José Nortes, con el que Pozo ya trabajó en su último disco en solitario. El nuevo álbum de Rubén contiene canciones pegadizas y letras que nos enfrentan a nosotros mismos y a nuestros defectos.

Así describe esta nueva canción el propio Rubén Pozo:

“Mañana es lunes” es una canción de atmósfera cotidiana. El día “lunes” aquí es usado como metáfora de volver a la realidad después de un tiempo sin reloj. Volver a los horarios, a buscarse la vida, a la existencia mundana e inapelable a ras del suelo. Todavía no te has puesto a ello pero ya todo se va impregnando de cierto pesar. Cierta inminencia de un cambio de estado, de fase vital y, como en todos los cambios, se percibe en el aire una incertidumbre y una claudicación. La “noche”, con sus juegos de sombras, se acaba y está apunto de nacer un nuevo sol que va a iluminar todo tal cual es. La canción remolonea en las últimas horas antes del rugido del despertador llamando a filas.

Hará como dos años y pico Isma Romero me mandó el principio de una canción para ver si se me ocurría cómo continuar. En esos momentos yo estaba a otras cabras pero aun así transcribí los ocho versos que contenía ese boceto a mi cuaderno, me olvidé de ello y seguí con mi vida. Meses después un día estaba en casa tocando y empecé a chapurrear unos acordes y una melodía que atrapó mi atención. Rápidamente abrí por cualquier página mi cuaderno en una maniobra usual en mí en la cual busco que, por casualidad, algo de lo que haya escrito se ajuste métricamente al tarareo que estoy llevando a cabo. “Gira al otro lado del sol, vivo en otra dimensión…” La letra se ajustaba perfectamente con los acordes que tenía entre manos. Llegó intuitivamente el momento de un puente y un estribillo y, sin más, brotó de mí: “No tengo nada en los bolsillos solo un puente un estribillo, vamos ya. Mañana es lunes otra vez, todo está empezando de nuevo. Vuelve todo a arrancar…”, y de repente ahí estaba todo. Me enganché a la canción. Me pasaba el día tocándola. Hice una maqueta sencilla en mi estudio casero. Algo acústico y funcional a lo que, con el tiempo y reposándolo, podría añadir nuevos arreglos, más instrumentación etc. El caso es que esa demo sonaba muy “pequeñita” y desbordaba encanto (tanto que acabó de esa manera en el disco). A todo esto yo no recordaba cuando y porqué había escrito esos primeros versos, pero bueno, a veces me suceden cosas así. Entonces un día, en medio del confinamiento, recordé lo que hacía un año me había enviado Isma, rebusqué entre nuestros wasaps y, cuando di con su nota de voz, me quedé a cuadros y lo encajé todo. La música no tenía nada que ver con lo que él me había mandado, pero ahí estaban esos versos suyos, intactos. Para mí es uno de estos regalitos inesperados que te da la vida. Una afortunada carambola del mundo de la creación. Estoy muy agradecido a mi amigo Romerito por esta historia que compartimos. Y aquí está: “Mañana es lunes”, espero que os guste tanto como a mí.

El videoclip, obra de Titan Pozo, nos presenta a Rubén en plena golden hour de ese eterno domingo, mientras la tarde cae y el sol nos precipita hacia una nueva semana laboral. Siempre girando al otro lado del sol. Siempre viviendo en otra dimensión. Siempre Rubén Pozo.

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