
SZA es capaz de envolverte el alma la primera vez que la escuchas. Con una inocencia especial, la artista nacida en Maplewood espolvorea su música con toques de fascinación seductora, que sin duda alimentan el alma. No obstante, son la sutilezas las que marcan la diferencia: las imágenes florales, los pequeños detalles en su producción, su conciso pero intenso estilo de composición. Todo ello, unido, forma esta preciosa ofrenda. “Crecí escuchando a John Coltrane, Satchmo, Miles Davis, Billy Holiday, y Björk con la obsesión de un adulto,” dice SZA. “Lo único que siempre he admirado es su habilidad para pintar escenas con los sonidos. Cuando escribo, suelo dejar que el ritmo sature mi estado de ánimo y mi espacio mental; ese es el punto de partida de la escenografía de cada canción, todo lo demás es secundario.”